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¿El río está muerto?

.  Esto es un doble error ya que hay una gran cantidad de seres vivos que iremos nombrando en estas descripciones pero también está el problema que si anunciamos que el río murió es el primer paso para enterrarlo. Los entierros de ríos no han sido tan bueno para las ciudades ya que aún bajo tierra el río sigue corriendo y puede generar problemas hidráulicos. En la ciudad de Buenos Aires se han enterrado arroyos como el Maldonado, Vega y Cildáñez. En el conurbano arroyos como Los Perros, San Francisco y El Rey también han sido parcialmente enterrados y aún en ciudades del resto de la provincia de Buenos Aires también se han enterrado arroyos para incrementar el desarrollo urbanístico. Pero pensemos en nuestro río Luján que sin duda está enfermo y con graves problemas. Podemos decir que si no está enterrado tiene todas las posibilidades de tener vida. Una manifestación se la vida que habita en sus aguas la vemos cuando hay mortandad de peces. Esos peces suelen provenir de arroyos afluentes pero también del propio río. Entre los peces que mueren y también entre los que se pueden colectar vivos, hay una variedad de sábalos, bagres, mojarras, madrecitas, viejas de agua, dientudos, chanchitas y también carpas que es una especie introducida. En los arroyos afluentes llega a haber una gran variedad de peces probablemente porque hay más lugares aptos para nidificar y porque algunos de ellos durante las inundaciones entran en contacto con otros ríos cercanos y algunos peces que habitualmente se pueden encontrar en los afluentes del Paraná, expanden su territorio.

Chanchita (Foto Laura Kindernech).

 

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