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Una de Hollywood. Esa podría ser la síntesis del partido de fútbol en que River le ganó 2 a 1 a Independiente Santa Fe. Los héroes: el arquero improvisado y lesionado, Enzo Pérez, y los únicos diez jugadores “millonarios” en pie tras el contagio de Covid del resto de sus compañeros.
Me enteré del resultado y me puse a releer La era del fútbol, el lúcido ensayo de Juan José Sebreli, donde analiza cómo el deporte del pueblo está contaminado por el dinero, la lucha por el poder y la violencia, entre otras plagas. En este caso, lo nuevo fue la decisión “épica” y temeraria de salir a jugar con once hombres, aparentemente sanos, que tuvieron contactos estrechos entre ellos y con los adversarios.
¿Por qué el fútbol es esencial? ¿Porque hace olvidar la falta de vacunas y las decenas de miles de contagiados diarios de Covid en la Argentina? Los futbolistas ganan millones y se lo merecen por lo que rinden en la cancha y en épocas de elecciones políticas, por el dinero que generan; por el desahogo de frustraciones y conductas tribales que liberan en sus hinchas. No hay club argentino sin políticos y empresarios entre sus dirigentes, tampoco sin barras bravas para todo servicio. Mucho más que “choripán y circo”.
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